(PAULA FRENCH/AP)
No hay duda de que la matanza del león Cecil es una barbaridad, y que debe ser castigada, pero me hubiera gustado que al menos una fracción de la atención que le estamos prestando al felino de Zimbabue se hubiera destinado a otras tragedias que están pasando casi desapercibidas en todo el mundo, incluso en el propio país de Cecil.
Cecil, el león que al parecer fue sacado de un parque nacional en Zimbabue para ser cazado por un dentista estadounidense, que pagó $50, 000 para cazar al animal, ha estado en los titulares de todo el mundo desde que el hecho fue reportado el 27 de julio. Al parecer, el cazador primero hirió al animal con una flecha, y luego lo siguió por la selva para matarlo de un tiro 40 horas después.
Apenas pasa un día sin un nuevo titular acerca de la vida de Cecil, o sobre el destino de su hermano el león Jericó — cuyo supuesta muerte a manos de cazadores conmocionó al mundo por unas horas, hasta que resultó ser una falsa alarma — o sobre la solicitud de Zimbabue de que el dentista estadounidense sea extraditado.
Y, sin duda, es una historia fascinante, y triste, que ayuda a llamar la atención sobre la crueldad contra los animales. Pero también es cierto que le estamos prestando mucho más atención a la matanza de un león en Zimbabue que a las denuncias de asesinatos masivos atribuidos al dictador de Zimbabue, Robert Mugabe.
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Etiquetas: león Cecil, Robert Mugabe, Zimbabwe