(Foto: Victor R. Caivano – AP)
La gran votación del candidato opositor Mauricio Macri en la primera ronda electoral de Argentina el 25 de octubre es un terremoto político que, gane quien gane en la segunda vuelta del 22 de noviembre, marca el fin del ciclo populista “kirchnerista” que gobernó en los últimos 12 años, y probablemente tendrá un efecto contagio en otros países sudamericanos.
Macri, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, sorprendió no solo por forzar una segunda vuelta electoral contra el candidato oficialista Daniel Scioli, sino también al ganar la poderosa provincia de Buenos Aires –que había estado en manos del partido peronista de Scioli durante casi tres décadas– y la mayoría de las provincias más importantes del país.
Además, Macri y el candidato opositor Sergio Massa ganaron suficientes escaños en el Congreso para poner fin a la mayoría absoluta de los partidarios de la presidente saliente Cristina Fernández de Kirchner en la Cámara de Diputados.
Aún más importante, Macri se convirtió en la figura del momento. Ahora, tiene una buena posibilidad de obtener suficientes votos de los candidatos opositores derrotados en la primera ronda como para ganar la segunda vuelta.
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