Escuchando los discursos de los presidentes de Argentina, Bolivia, Venezuela y otros países sudamericanos después del reciente frenazo de la economía China, pareciera que están viviendo en otro planeta. Todavía siguen hablando de los abundantes recursos naturales y materias primas de sus países, como si eso importara mucho en el nuevo mundo de Google, Apple y Uber.
Cuando Sudamérica se benefició de los precios récord de las materias primas por las crecientes importaciones de China en la decada pasada, varios presidentes de la región se embarcaron en una fiesta populista. No le prestaron mucha atención al hecho de que el mundo estaba moviéndose rápidamente hacia una economía del conocimiento, en que una empresa como Apple hoy día vale más que el producto bruto de varios países.
Pero ahora, la fiesta ha terminado, y América Latina se enfrenta a una tormenta perfecta: la desaceleración económica en China, la caída de precios de las materias primas, una fuga de los inversionistas internacionales a países más seguros, y la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos suba pronto sus tasas de interés, lo que haría más caro para los países de la región obtener créditos o pagar sus deudas externas.
Para colmo, la mayoría de los países sudamericanos están mal preparados para enfrentar estos retos, porque tienen poco para exportar que no sean materias primas de bajo precio.
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Etiquetas: Economía, Sudamerica