(Foto: Jacquelyn Martin AP)
Por fin, después de una década con un liderazgo timorato que la condenó a la irrelevancia, la Organización de Estados Americanos volvió a la vida esta semana con una carta valiente de su Secretario General, Luis Almagro, en la que denunció el intento del gobierno venezolano de robarse las elecciones legislativas del 6 de diciembre.
Fue una agradable sorpresa. Almagro, el nuevo jefe de la OEA, es un diplomático uruguayo que muchos de nosotros vimos con recelo cuando fue elegido a principios de este año. Durante su reciente gestión como ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Almagro había hecho la vista gorda ante los abusos del gobierno venezolano y sus aliados.
El activismo de Almagro en defensa de los principios democráticos consagrados en la carta de la OEA marca un cambio radical del anterior Secretario General, José Miguel Insulza, quien durante su mandato del 2005 al 2015 se había negado a usar su cargo para exigir condenas formales a Venezuela. Aferrándose a una interpretación estricta de las reglas de la OEA, Insulza decía que no podía hacer nada sin expreso pedido de los estados miembros.
A principios de esta semana, Almagro envió una carta durísima de 18 páginas a la presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, controlado por el gobierno. El CNE había prohibido previamente que observadores electorales de la OEA, la Unión Europea y otras instituciones internacionales creíbles envíen misiones de observación electoral para las elecciones del 6 de diciembre.
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Etiquetas: Luis Almagro, OEA