(Foto: Fernando Llano AP)
A juzgar por lo que me dijo en una entrevista el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Julio Borges, en medio de las protestas multitudinarias que ya han dejado al menos 29 muertos y 400 heridos, el próximo paso en la crisis de Venezuela podría ser la creación de un “grupo de países amigos” para encontrar una salida negociada a la tragedia del país.
En los últimos días, las naciones más grandes de América Latina –incluyendo México, Brasil, Argentina, Colombia, Perú y Chile– han firmado declaraciones conjuntas reclamando la restauración de los poderes constitucionales de la Asamblea Nacional, la liberación de presos políticos y elecciones libres.
Sin embargo, Borges me dijo que “hay un paso adicional que hay que tomar, y es que los presidentes en persona articulen un grupo de presidentes o de países amigos que verdaderamente presionen para que se logre el desenlace democrático y constitucional, y puedan darse elecciones libres”.
Ese “grupo de países amigos” reemplazaría el fracasado esfuerzo de mediación del Vaticano y la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), que fue utilizado por el presidente Nicolás Maduro para ganar tiempo mientras llevaba a cabo un golpe, dijo Borges. Durante ese diálogo, el régimen de Maduro abolió prácticamente todos los poderes de la Asamblea Nacional, donde la oposición había obtenido una mayoría abrumadora en las elecciones legislativas de 2015.
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Etiquetas: crisis, Maduro, Venezuela