(Foto: Fernando Llano AP)
Los países más grandes de América Latina han intensificado su presión sobre el régimen venezolano en los últimos días, pero la región debería tomar medidas mucho más contundentes para detener la brutal represión gubernamental contra las protestas opositoras que ya ha causado al menos 45 muertes.
Antes que nada, hay que aplaudir el hecho de que los países más grandes de la región votaron esta semana a favor de una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) que convoca a una reunión de ministros de Relaciones Exteriores el 31 de mayo para discutir la crisis política y humanitaria de Venezuela.
Esta fue una victoria para las fuerzas prodemocráticas, porque el régimen venezolano había tratado de impedir esa reunión de alto nivel. La propuesta fue aprobada por 18 votos –incluidos Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Argentina, Colombia y Perú– con 13 abstenciones, muchas de las fueron de países caribenos que dependen de las subvenciones petroleras de Venezuela.
Pero la mala noticia es que una mayoría de 18 votos no bastará para imponer sanciones diplomáticas regionales a Venezuela. Bajo las reglas de la OEA, la reunión del 31 de mayo necesitaría una mayoría de dos tercios, o por lo menos 24 votos, lo que según fuentes diplomáticas será difícil de lograr.
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Etiquetas: crisis, Maduro, OEA, Venezuela