El fiscal argentino Alberto Nisman había acaparado los titulares antes de su misteriosa muerte al acusar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de intentar encubrir la responsabilidad de Irán en el atentado terrorista de 1994 contra la sede del centro comunitario judío AMIA en Buenos Aires. Sin embargo, había otro líder más importante en el centro de su investigación: el presidente Iraní Hassan Rouhani.
En varias conversaciones telefónicas e intercambios de emails en los últimos tres años, Nisman me dijo que Rouhani fue uno de varios altos funcionarios iraníes que habían “participado en la decisión” de bombardear el centro comunitario judío AMIA en Buenos Aires. El ataque dejó un saldo de 85 muertos y 300 heridos, convirtiéndose en el mayor atentado terrorista en el hemisferio occidental antes del 11 de Septiembre en Nueva York.
Según mis notas de esas conversaciones y un correo electrónico que Nisman me envió el 1ro de julio del 2013, Rouhani en 1994 era un alto funcionario de Vijeh, un comité especial dentro de la agencia de inteligencia iraní VEVAK, que supervisaba las operaciones secretas del país en el extranjero, incluyendo el atentado contra la AMIA. Irán hasta el día de hoy niega toda responsabilidad en el ataque.
Poco después que Rouhani fue proclamado ganador en las elecciones iraníes del 15 de junio del 2013, y los medios de todo el mundo daban la nolticia describiéndolo como un “moderado”, llamé a Nisman para preguntarle si el entonces presidente-electo de Irán estaba en su lista de sospechosos en el caso AMIA.
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Etiquetas: Alberto Nisman, AMIA, Andres Oppenheimer, muerte de Nisman