(Foto: Victor R. Caivano AP)
El presidente Obama nunca ha estado muy interesado en América Latina, pero los nuevos vientos políticos que soplan en Argentina, Venezuela y los últimos acontecimientos en Brasil le ofrecen una gran oportunidad para mejorar las relaciones de Estados Unidos con la región.
La inauguración del presidente argentino Mauricio Macri la semana pasada después de 12 años de gobiernos populistas antiestadounidenses, junto a la aplastante victoria de la oposición en las elecciones legislativas venezolanas del 6 de diciembre, han cambiado el mapa político de Sudamérica. De pronto, la “Revolución Bolivariana” de Venezuela está a la defensiva, después de más de una década de dominar la agenda política regional.
Y Brasil, que hasta ahora había sido un aliado incondicional de Venezuela, está cambiando poco a poco su política exterior bolivariana.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se enfrenta a un juicio político en el Congreso, y necesita desesperadamente los votos de legisladores que critican la represión a la oposición del presidente venezolano Nicolás Maduro. Lo último que quiere Rousseff es antagonizar aún más a los congresistas de cuyos votos depende la terminacion de su mandato.
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Etiquetas: América Latina, argentina, Macri, Obama