(Foto: Juan Karita – AP)
El escándalo por el romance secreto que sostuvo el presidente boliviano Evo Morales con una joven con la que tuvo un hijo está acaparando cada vez más titulares tras la disputa entre ambos sobre si el niño está vivo o muerto. Pero esa no es la parte de la historia que debería estar en las primeras planas.
Lo que es mucho más escandaloso de esta telenovela de la vida real es lo que está revelando acerca de los poderes casi absolutos de Morales, y la costumbre de su gobierno de otorgar casi todos los contratos gubernamentales –99 por ciento de ellos, según un libro de próxima publicación– mediante contrataciones directas, sin licitaciones públicas. Esa es una receta para la corrupción masiva.
El escándalo estalló el mes pasado, cuando un periodista reveló que Morales tuvo un hijo con una joven llamada Gabriela Zapata, y que Zapata había sido nombrada hacía tres años gerente comercial de una empresa china que ha recibido más de $500 millones en contratos del gobierno de Morales para la construcción de carreteras, ferrocarriles y otras obras públicas.
La firma china, CAMC Engineering, consiguió la mayor parte de estos contratos sin participar en licitaciones públicas, según Carlos Valverde, el periodista que reveló la historia de la relación entre el presidente y la joven.
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Etiquetas: América Latina, Bolivia, Evo Morales