(Foto: Felipe Caicedo – AP)
Lo que sigue a continuación son cuatro conclusiones de un viaje a Colombia, donde entrevisté al presidente Juan Manuel Santos sobre el referéndum del 2 de octubre sobre el acuerdo de paz con las FARC para terminar con el conflicto armado de cinco décadas en este país.
En primer lugar, el acuerdo de paz no es ni el punto de inflexión en la historia de Colombia que conducirá a la prosperidad y se convertirá en un modelo para la resolución de los conflictos armados a nivel mundial, como afirma Santos, ni tampoco será una rendición catastrófica ante las FARC que convertirá a Colombia en un estado socialista sumido en la miseria al estilo de Venezuela, como opinan los críticos.
En cambio, será una hoja de papel que se firmará el 26 de septiembre con bombos y platillos, que resultará en la desmilitarización de muchos –pero no todos– los aproximadamente 7, 000 guerrilleros de las FARC. Muchos miembros de las FARC se unirán a los carteles del narcotráfico, o cambiarán sus uniformes por los del ELN u otros grupos guerrilleros.
Rechazando la idea de que las FARC se unirán a los carteles de la droga, Santos me dijo que, por el contrario, el acuerdo de paz incluye un compromiso de las FARC de que “ellos van a colaborar con el Estado en la sustitución de cultivos ilícitos por lícitos”. Los críticos de Santos afirman que esas no son más que ilusiones.
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Etiquetas: acuerdo de paz, Colombia, Juan Manuel Santos