El gobierno del presidente Obama, el papa Francisco, el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon y los presidentes de Colombia, Cuba, Venezuela y muchos otros países aplaudieron con entusiasmo el acuerdo preliminar de Colombia con la guerrilla de las FARC para poner fin al conflicto armado de cinco décadas que ha causado más de 220, 000 muertes en ese país. Pero puede que estén celebrando prematuramente.
En primer lugar, el acuerdo preliminar se puede estancar en el Congreso de Colombia. Los legisladores de la oposición dicen que el acuerdo actual, que establece un plazo de seis meses para un acuerdo final, necesitaría una reforma constitucional, entre otras cosas porque la actual constitución no permite que personas acusadas de crímenes de lesa humanidad puedan postularse a cargos públicos.
Aunque el presidente Juan Manuel Santos tiene suficientes votos en el Congreso para reformar la Constitución, puede que no tenga tiempo para hacerlo. Los expertos legales estiman que se necesitarían ocho debates legislativos que tomarán 14 meses para aprobar una reforma constitucional, lo que es mucho más allá de la fecha límite fijada para la ejecución del acuerdo.
En segundo lugar, el acuerdo de paz podría ser derrotado en un referéndum público que Santos ha prometido convocar. Las encuestas muestran que la mayoría de los colombianos apoyan un acuerdo de paz, pero que también detestan a las FARC y están en contra de dejar sin penas de prisión a los responsables de crímenes de guerra como masacres, torturas sistemáticas o el reclutamiento forzoso de niños para la guerra.
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Etiquetas: Colombia, FARC, Juan Manuel Santos