(Foto: Andrew Harnik – AP)
Si Hillary Clinton gana las elecciones del 8 de noviembre, será porque la mayoría de los estadounidenses decidieron que es mejor tener un presidente que se equivoca con sus correos electrónicos que uno cuya personalidad voluble lo convertiría en un peligro al frente del botón nuclear.
Por el contrario, si gana Donald Trump, será porque Clinton es una política poco carismática y porque, después de ocho años de un demócrata en la Casa Blanca, la mayoría de los estadounidenses votan por un cambio, incluso si las cosas van relativamente bien en el país. Tradicionalmente, en la política estadounidense es muy difícil que un mismo partido gane tres elecciones seguidas.
Pero, cualquiera que sea el resultado electoral, es probable que el voto hispano –aunque muy importante– no sea crucial en esta elecciones, por lo menos a nivel nacional. Si las elecciones estadounidenses fueran decididas por el voto popular a nivel nacional, como en Europa o en América Latina, los 27.3 millones de votantes hispanos en edad de votar serían un bloque electoral todopoderoso.
Pero el hecho es que la elección se decide en el colegio electoral, en base al voto de cada estado, y la mayoría de los latinos estadounidenses viven en estados que ya son sólidamente demócratas, o sólidamente republicanos. Cincuenta y dos por ciento de los latinos en edad de votar viven en California, Nueva York y Texas, que son estados sólidamente demócratas en los primeros dos casos, y republicano en el tercero.
Para continuar leyendo sobre este artículo haga click en El Nuevo Herald
Etiquetas: Elecciones Presidenciales EEUU 2016, Hillary Clinton