(Foto: Dario Lopez-Mills – AP)
La visita de Donald Trump a México demostró que el candidato republicano es un improvisado que no pudo ni siquiera intentar dar una imagen de seriedad sin provocar un incidente diplomático. Pero lo más grave es que su inestabilidad mental y emocional está haciendo resucitar el nacionalismo revolucionario y el sentimiento antiestadounidense en México.
La visita de Trump a México fue errática desde el inicio.
Primero, Trump se reunió con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, y lo alabó repetidamente, mostrándose extremadamente cordial a pesar de que durante los últimos 12 meses había prometido que le hablaría durísimo al presidente mexicano. Pocas horas después, Trump regreso a Estados Unidos y hizo un discurso incendiario contra Mexico en Arizona.
Para empeorar las cosas, Trump afirmó que no había hablado con Peña Nieto sobre quién pagaría por su muro en la frontera con México. El presidente mexicano lo desmintió poco después en un mensaje de Twitter, señalando que él había dicho inequívocamente a Trump que México no pagaría por el muro, y tácitamente describiendo al candidato como un mentiroso.
Pero el resultado más visible de la visita fue que resultó en una avalancha de críticas contra Peña Nieto en México por haber invitado a Trump, y no haberle pedido una disculpa por sus insultos a México.
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Etiquetas: Enrique Pena Nieto, México, Trump