(Foto: Rebecca Blackwell – AP)
La noticia de que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto habría plagiado casi el 29 por ciento de su tesis de grado en la escuela de leyes no pudo haber llegado en peor momento: debilitará aún más a un presidente cuya reputación ya está salpicada por escándalos de corrupción, en momentos en que su mayor logro –la reforma educativa– está seriamente amenazada.
Antes de entrar en detalles, aclaremos que no estoy de acuerdo con algunos analistas mexicanos que han minimizado el plagio de Peña Nieto describiéndolo como un pecadillo juvenil, o han criticado a la periodista mexicana Carmen Aristegui por supuestamente haber sobredimensionado el tema. Aristegui y su equipo investigativo hicieron lo que deben hacer los periodistas: exponer lo que los políticos quieren ocultar.
Según el reporte, Peña Nieto plagió 197 de los 682 párrafos de su tesis con la que se graduó de abogado en la Universidad Panamericana en 1991, cuando tenía 25 años.
Algunos periódicos mexicanos han señalado que altos funcionarios de otros países –entre ellos el ex presidente húngaro Pal Schmitt, el ex primer ministro rumano Victor Ponta y tres recientes ministros del Gabinete alemán– renunciaron tras serles descubiertos plagios similares. (La excepción a la regla es el presidente ruso Vladimir Putin, quien según se reportó plagió gran parte de su tesis doctoral, sin consecuencia política alguna.)
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Etiquetas: Enrique Pena Nieto, México, plagio