(Foto: Saudi Press Agency, SPA)
Arabia Saudita es una teocracia fundamentalista, represiva, racista y misógina, que no debería ser usada como ejemplo de casi nada. Pero hay una cosa que América Latina sí podría aprender de ese país: Arabia Saudita acaba de aprobar un plan de medidas concretas para acabar con su dependencia petrolera para el año 2030.
La noticia pasó inadvertida en América Latina, donde la mayoría de los países dependen de unas pocas materias primas para su subsistencia, y están pasando por una recesión por la caída mundial de los precios del petróleo, los minerales, los granos y otros productos básicos. En momentos en que la mayoría de los economistas internacionales pronostican que los precios de las materias primas no volverán a subir significativamente por mucho tiempo, sería bueno que la región mirara de cerca lo que están haciendo los sauditas.
Hace pocas semanas, el príncipe Mohammed bin Salman de Arabia Saudita develó un plan titulado “Visión 2030”, destinado a acabar con lo que él llamó la “adicción” del reino al petróleo. “No permitiremos que nuestro país vuelva a estar nunca a merced de la volatilidad de los precios de las materias primas o de los mercados externos”, dijo a la prensa.
El plan establece metas concretas para aumentar las exportaciones no petroleras, y para elevar los estándares de competitividad y los niveles de educación para el 2030. Para financiar su diversificación económica, Arabia Saudita planea vender menos del 5 por ciento de su empresa petrolera estatal Saudi Aramco, lo cual generaría fondos suficientes para invertir fuertemente en sectores no petroleros, tecnología y educación.
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Etiquetas: Arabia Saudita