(Foto: Andrew Harnik – AP)
Muchos de nosotros apoyamos en términos generales la decisión del presidente Obama de restablecer relaciones diplomáticas con Cuba. Sin embargo, su próximo viaje a la isla –incluyendo una posible asistencia junto al dictador cubano Raúl Castro a un partido de béisbol entre Estados Unidos y Cuba– es prematura, y está mal planificada.
Uno podría preguntarse qué tiene de malo que Obama vea el partido amistoso de béisbol del 22 de marzo entre los Rays de Tampa Bay y el equipo nacional cubano durante la primera visita de un presidente estadounidense a la isla en 88 años. Bueno, hay varias cosas objetables.
Incluso varios activistas de los derechos humanos que apoyan el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y se oponen al embargo comercial estadounidense a la isla dicen que una fotografía sonriente de Obama junto con Castro, como si el dictador cubano fuera la reina de Inglaterra, enviaría un mensaje siniestro a las víctimas de los abusos a los derechos humanos en Cuba.
Obama debería limitarse a restablecer relaciones con Cuba, no hacerse amigo del régimen. Son dos cosas muy diferentes. Está bien que Obama vaya a la isla para mejorar las relaciones políticas y económicas, como Estados Unidos lo ha hecho con la dictadura china. Pero posar sonriente junto a Castro en un evento deportivo es otra cosa.
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Etiquetas: Barack Obama, Cuba-EEUU, Obama