(Foto: Juan Barreto – AFP/Getty Images)
Las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela serán la más antidemocráticas que se han visto en la historia reciente de Latinoamérica, con la excepción de Cuba. Y, sin embargo, es probable que la oposición gane el voto popular por un margen abrumador, y que eso lleve al principio del fin de la corruptocracia cívicomilitar que gobierna ese país.
Las normas electorales del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, controlado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, no podrían ser más injustas. El CNE ha escrito las reglas de tal manera que la oposición debe ganar más de un 60 por ciento del voto popular y vencer docenas de obstáculos para ganar una mayoría en el Congreso.
No es ninguna casualidad que Maduro no haya permitido la presencia de observadores internacionales creíbles de la Organización de los Estados Americanos o de la Unión Europea. Venezuela sólo aceptará una delegación de “acompañantes electorales” de la UNASUR, una institución que según expertos electorales independientes solo hará turismo electoral.
Un estudio publicado la semana pasada por la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Internacional (IDEA) enumera una serie de irregularidades en las reglas electorales que van mucho más allá de la utilización masiva de fondos estatales por los candidatos del gobierno, el control gubernamental de los medios de comunicación, la intimidación de votantes, las “inhabilitaciones” para que líderes opositores se postulen a cargos públicos y el encarcelamiento de líderes políticos, como Leopoldo López.
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Etiquetas: Elecciones Venezuela, Maduro